jueves, 19 de noviembre de 2009

Minuto creacionista


Rompiendo Silencios

Dicen que cuando un escritor traza una línea con su pluma está a punto de dejar una impronta. Una huella en una plataforma, que resignifica su sentido a lo largo del tiempo. Cada letra va formando una palabra y ellas, en conjunto, oraciones precursoras de grandes movimientos. Movimientos que fueron y son difundidos por valientes protagonistas con un mismo objetivo: romper el silencio.
En la lucha diaria de la codicia y el despotismo, fueron ellos quienes pelearon con la palabra para lograr un bienestar social más justo. Para develar nociones ocultas, actos crueles, vanales y terroristas.
Sus puños sangraron por aspirar a una patria que se levantara contra los poderosamente absurdos. Las gotas corrieron vigorosas desde las líneas de sus manos hacia el brazo, hasta mancharlo todo de tinta y de una sangre que no es la del fusil ni la de la espada. Una sangre limpia, que no se derrama sobre los cuerpos; sino sobre los pergaminos y las hojas. Que representa denuncia, reclamo; un grito.
¡Escuchen! hay algo que deben saber y nadie les ha dicho todavía... Ahí están; en los suplicios por decir lo que no se conoce o no quiere ser conocido. Sus voces retumban en nuestros días como ecos que nos alarman. Estar atentos, observar, detenernos y volver a mirar: ¿Qué está sucediendo? Esto mismo se preguntaban todos ellos. Qué hacen esos tipos abajo; quién mató a Rosendo, qué será eso que espera aquel hombre que está solo...
Fueron fieles a una misión. Pioneros de la prensa. Corrompieron todo obstáculo. Todo paso obstruido. Fueron clandestinos y exiliados.
Cumplieron con una ética que los llevó a ser verdaderos periodistas y escritores.

Dos siglos de denuncia

Durante doscientos años algunos pelearon por defender a la patria. Usaron la palabra como herramienta para gestionar conciencia y sentido. Para la conformación del Estado- Nación que soñaban; para ganar la batalla. Una batalla, en la cual no se pelea con armas; sino con el fuego que enciende las pasiones de los más significativos versos.
El siete de junio de 1810, Mariano Moreno, funda "La Gazeta" de Buenos Aires. Un periódico, cuyo objetivo primordial, fue difundir las ideas por la prensa. Casi cien años más tarde (1938) se realizó el Primer Congreso de periodistas en Córdoba y allí mismo se decretó esa fecha para conmemorar la labor periodística.
Un objetivo parecido tuvo José Hernández, quien decidió dar a conocer su pensamiento sobre el gaucho, a través de su propio diario "Río de La Plata". Este fue clausurado por Sarmiento, por la difusión de ideas controversiales a un pensamiento liberal elitista. El autor utilizó la literatura como medio de denuncia. Así, a través de su obra Martín Fierro, refleja el maltrato y la exclusión del gaucho, que gestaba el Gobierno de aquel entonces.
En 1918, durante el gobierno de Hipolito Yrigoyen, se promueve la primera Reforma Universitaria. De este modo la universidad comenzaba a fomentar la democratización de la educación superior. Se comienza a dar mayor importancia a la literatura, pensada como factor de cambio y al periodismo como profesión. Por primera vez, aquellos que participaban en un diario o una revista, recibieron una remuneración.
Horacio Quiroga fue uno de los principales exponentes de la profesionalización del escritor/periodista. Su intencionalidad era mostrar, dar a conocer, cómo era realmente el interior del país. Estaba idealizado y él, pone de manifiesto con sus escritos, la real naturaleza salvaje que se recreaba en las provincias. La población rural, que hasta el momento sólo se conocía a través de los textos de Leopoldo Lugones, también fue caracterizada por Quiroga. Siempre manteniendo su finalidad: lograr dar cuenta la otra cara del interior, que estaba oculta.
Entonces, diez años mas tarde, surge entre los periodistas, un hombre que vendría a narrar crónicas de época. Unos artículos que describían el trasfondo de cada hecho. Un escritor, que miraría más allá de lo que podía contemplarse a simple vista. Que dejaría una impresión, una marca; una Aguafuerte, basada en la ironía la descripción y la crítica, de los personajes habituales de una Buenos Aires velada.
Roberto Arlt logra que los lectores se identifiquen con sus crónicas. Además, tenía un modo innovador de llegarle a la gente. El público le escribía cartas y de este modo, generaba un diálogo con los interlocutores.
De joven se acercó a los folletines y más tarde comenzó a publicar en el diario "El mundo"- en principio sin firma, hasta que adquirió popularidad-. En el mismo periódico propuso el formato tabloide, cuyo fin era: dinamizar la lectura de información camino al trabajo.
Avanzamos en la historia y llegamos hasta un escritor, que entre la astucia y la curiosidad por resolver lo enigmático, supo llevar a cabo la mejor investigación periodística de la historia argentina, hasta el presente: Operación masacre. Pero no sólo por resolver un enigma, sino también por acabar con el fantasma del silencio que giraba en torno al exterminio.
Rodolfo Walsh desarrolló su labor con vocación. Con una pasión que se vio desatada en su "Carta abierta a la junta militar". Carta que escribió sabiendo que serían sus últimas palabras. Que esta vez ya no tenía alternativa para seguir escapando; pero no le importaba. Su tarea era transmitir a la sociedad lo que estaba sucediendo. Después de eso quedaba más por hacer, pero serían otros los que trabajarían por él para continuar en la lucha.
Su misión socializadora de difundir una historia que debía ser contada, había empezado hacía un tiempo con ANCLA (Agencia de noticias clandestina). Miles de exiliados, desaparecidos, muertos...debían ser "salvados" por el único poder posible en aquel entonces: la palabra infiltrada. Dar testimonio. Ser partícipe de los hechos y derramarlos para que no corriera más sangre.
Todos y cada uno de ellos fueron en esencia ejemplares periodistas/escritores. Dejaron su huella y nos legaron un mensaje: hablar podrá significar morir; pero aun peor es vivir oprimidos. Las voces deben romper la estructura del silencio.



viernes, 13 de noviembre de 2009

Receso mental

Contemplar la lluvia. Dejar que se consuma el cigarrillo en mi mano. Que el humo me acaricie hasta que lleve la colilla nuevamente hacia mi boca. Mientras escucho música, puedo percibir de fondo el estruendo de un cielo gris. De gris a oscuro. Oscuridad que me invita a vagar en tinieblas.
Entro a sus penumbras. Me atrae buscarte en el túnel. Me intriga saber si me esperás más allá. Piso el filtro. La primavera fantasmal que anhelé dutante días, llegó. La lluvia que admiramos nos mea de risa. Nos envuelve una cortina de gotas intensas. Intenso resplandor que siento cuando creo que estás a mi lado.
Llevame. Soltame. Volveme a llevar. Dejame liberar esta locura, colgarla en mis espaldas... Respiro...
Siento la ráfaga que aproxima la tormenta. Se desliza sobre mi rostro y con la mano no puedo detenerla. Ya estoy dentro de ella. No te veo. Supongo que te fuiste reposado en una hoja. Que el viento la desprendió del follaje inmenso, de la copa de un árbol que veo a lo lejos.
Ni se por qué estoy acá sentada. Delante de mi se continua una escalera en descenso hacia el empedrado. Mis ojos comienzan a observar, cuan panópticos activos. No entiendo. ¿Por qué llueve? ¿Qué me trajo hasta donde estoy? Creí verte en penumbras, pero ya no.
Comienzo a oir un murmullo constante. Perturbador. Unas sombras semejan gente. No estoy segura. ¡Ah! fue un sueño... quizá... No.
Me paro; dejo caer un libro de mi bolso. Lo abro en la página señalada: "Lo roto ya no puede ser pegado [...]". Tal vez no. Entonces individualizo mis males y decido volver a la cursada. Estuve divagando demasiado tiempo.