viernes, 26 de junio de 2009

MIEDO

El miedo es una sensación frustrante, que no permite afrontar situaciones terroríficas. Es la ausencia de valentía y la presencia de un enérgico escalofrío, que recorre cada rincón del cuerpo. Es el culpable de una parálisis corporal transitoria, ya que dura lo que dura el susto; aunque a veces, queda penetrado en la mente, por años.
Es el enemigo del enemigo, porque desde un inicio hay un objeto horroroso y si no se lo puede vencer, se vuelve hostil. El miedo genera incertidumbre, adrenalina, sudoración, fatiga, tristeza, desolación y desesperanza. Sin embargo, puede manifestarse de diversas maneras. Quizá aparezca el temor a la soledad, al fracaso, a lo desconocido, al futuro; provocando la desintegración de los conocimientos.
Auyenta las pasiones, pues su poder atormenta los deseos, desechándolos a un vacío tumultuoso. Es el karma de los niños, de los adolescentes y también de los adultos. Su experiencia deja víctimas a la deriva de un camino de espinas, que se entierran en el pecho, hasta acabar desangrando una perpleja herida.



Tener miedo... lo estas experimentando


Franca Cinthya

La Nada: Un Ser

Seguramente jamás seré una buena bailarina; de hecho nunca lo fui. Quizá nunca alcance la cima de aquella monaña, a la que llega el alpinista. Nunca tendré un boleto para llegar a la luna y nunca veré el amanecer con los ojos cerrados.
De ninguna manera podré ser médica o empresaria, ni estudiar para ser una prestigiosa científica. No tendré a mi lado al presidente, ni me desviviré por un puesto de ejecutiva.
No caminaré por una pasarela, ni por la alfombra roja de Hollywood. Sin duda, no tendré a mi alcance la capacidad de un astronauta, ni me convertiré en azafata de vuelo.
Jamás seré una prestigiosa abogada y por consiguiente, no me incribiré en una beca para Harvard. No obtendré reconocimientos ni honores por mis causas y no me presentaré en un concurso para ingresar a la ONU.
No seré como Allan Poe y tampoco como Hemingway. No pensaré como Luther King; menos aun como Hittler.
Pero aunque no sea , ni haya sido ni vaya a ser todas estas cosas, algo tendré que ser. Ser mi sombra, ser mi amiga o incluso mi enemiga. Ser la nada, o ser algo de la nada. Ser, sentir, parar, seguir; seguir siendo algo de lo que jamás me arrepienta, aunque sea una desgracia. Ser la risa, el llanto, la melancolía, el desvelo y la soledad. Ser, no ser..., ser lo que sea que quieras que sea, lo que quiera que me pidas, pero no lo que no quiero y no tengo pensado ser: Nunca Jamás.

Franca Cinthya

sábado, 13 de junio de 2009

My Caleidoscopio steady cam


"Un caleidoscopio (del griego kalós bella éidos imagen scopéo observar) es un tubo que contiene tres espejos, que forman un prisma tetraédrico con su parte reflectante hacia el interior, al extremo de los cuales se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay varios objetos de color y forma diferente, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto. [...]El caleidoscopio moderno fue inventado en 1816 por el físico escocés David Brewster. Tramitó la patente correspondiente y lo puso a la venta. "

Observar; mirar por el extremo opuesto; formas diferentes; son las sensaciones, que genera este simple objeto, cuando lo tomamos en nuestras manos y fijamos nuestra vista en su pequeño orificio. De esta manera, también funciona nuestra visión del mundo. Nos paramos en un sitio; nos detenemos o seguimos y volvemos a detenernos ante algo que nos causa sorpresa. Minuciosamente empezamos a hacer una radiografía del suceso en cuestión. También nos planteamos: -¿Me pasa lo mismo?; ¿Por qué no?; ¿Estamos mirando desde otro lado?¿ Será sólo otro punto de vista?... Todo puede ser... Luego reconocemos en esas acciones las diferentes formas de vivir la vida... ¡Ay..., la Vida! y ahi volvemos a preguntarnos ¿Qúe es para mi la vida? ¿y para vos qué es? ¿y para el/ella/ellos/ellas/nosotros/vosotros/ustedes?.
Pienso en la brillante idea que tuvo David: crear un objeto como éste, que nos permitiera introducirnos en los miles de diferentes caleidoscopios del mundo entero. Los mismos -que nos desplazan desde un interior muy profundo- con su gama de colores extraordinarios, a dibujar cada escenario de la vida; a ser testigos de muchas vidas, las cuales cruzamos en el camino sin conocer realmente sus verdades y sus pasiones.
Que inciertos pueden ser nuestros ojos; igual que el aroma o el olor que atraviesen nuestros designios.

Cuando decidí lanzarme a realizar esto, una voz me llamó desde mi interior y me dijo: -¡Hazlo sin arrepentimiento! Lo mejor que puedes hacer es equivocarte; lo peor que podría suceder sería echarlo al olvido.

Franca Cinthya