domingo, 21 de marzo de 2010

Dejarlas partir...

Brotan furiosas las olas. Rompen sobre la arena cansada. Cansada de ser alfombra de paso. Marcada por las huellas que van y vienen. Huellas nómades, que evitando imponer un rumbo, forman rastros de un camino irregular.
¿Hay algo más marivilloso que vivir improvisando? Llevar un ancla de un lado al otro sin enterrarla. No detenerse nunca. Ampliar las fronteras. Abrir senderos...
Aferrarse a la locura del viento. Tomarlo como referente de ruta. Perseguirlo hasta vernos envueltos en su danza circular. En su torbellino violento. Aquel que hace tronar las chapas de una casa. Ese mismo que destruye un médano de arena. La misma arena que descansa en el fondo del mar pero que luego, la atormentan el viento y tu.
De pronto se encuentran entre líneas todos los elementos. Agua, aire, tierra y fuego. Se juntan, no de forma homogénea; sino en un sin fin disperso. Van hacia algún lado. Destino: desconocido. Van y vienen. Llegan, rozan suave cada orilla y se alejan. Tal cual la marea mansa y tranquilla que asoma una escollera. Tienen que atravezar un rio. Cruzar un charco en plena tormenta. No hay tiempo para los cobardes. Es momento de valentía.
Dejaron escrito el pasado. Comienzan a escribir el presente. Presente que también es futuro. Futuro incierto que se deshace como polvo en las manos. Que se cosntruye y reconstruye en cada puerto.
Subir por una escalera, perderse y salir por otra. Los miedos forman parte de la cultura, por eso el temor se guarda bajo llave. Da nostalgia despedirse, pero para poder volver, alguna vez tenemos que haber partido. Es asi como el mar va y viene hacia la costa. Vuelve a comerse las huellas. Vuelve a buscarlas. Regresa para encontrarlas y de nuevo poder decirles: -Estamos juntos y estamos vivos.

2 comentarios:

  1. Aplausos! Espero que tu estadía en Uruguay haya sido gratificante para tu ser. Y para tus ganas de escribir.
    Uno siempre espera saber del otro, aunque a veces los tiempos mandan esperar, andando por un camino incierto, confuso.
    Si alguna vez viste uno de estos pequeños aportes, basta con saber que llevan consigo los mejores deseos de felicidad y plenitud en la vida.
    Me despido atentamente con un soplo de cálidas corrientes que te abracen y abriguen en tu senda.

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  2. Juan Martin (el raro)16 de abril de 2010, 15:35

    Muy lindo.
    Escribi como Spinetta

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